Todos somos diferentes, y tenemos modos diferentes para aprender |
Por: Taís D.*
Todo individuo que piensa, tiene dentro de
uno mismo dos sujetos, uno que aprende y uno que enseña, como lo decía Alicia
Fernández.
Así al momento que soy maestra, amiga,
madre y enseño a un alumno, a una
amiga o a un hijo, en este momento no
solo estoy enseñando mas también estoy aprendiendo así como lo revés también es verdadero. Al
momento que me enseñan algo, mi sujeto interior está aprendiendo, asimilando e
acomodando, me enseño internamente para poner en práctica, y en el momento
oportuno externalizar este conocimiento, que era de otro y que pasa a ser mío.
En la teoría de Inativismo, el sujeto seria
una tabla rasa, que nasce vacía y hay que rellenar. Vemos esto cuando pensamos
que, para que uno aprenda, basta tener uno que hable o muestre y que el otro vea o escuche, y con esto ya se
llenaría y adquiriría conocimiento.
Por otro lado la teoría constructivista, se
basa en que para adquirir conocimiento el sujeto debe oír, ver, sentir,
experimentar, testar y encontrar soluciones para los problemas y que así, se
dará la asimilación y la acomodación.
El modo como entendemos como se da el
aprendizaje, cambia nuestra relación de cómo enseñamos.
El aprender debe ser como un fuego interior,
siempre necesitando más leñas, para seguir creciendo y no apagarse.
El maestro debe buscar ofrecer leñas, y por
veces hasta encubrirlas, para que el juego de enseñanza se haga más
interesante! Pero el maestro nunca debe ocultar la leña o habrá un grande
riesgo de que el fuego se apague.
Cuando el fuego del aprender, se apaga, y
no me refiero acá solo a temas académicos, puede generar niños, frustrados, sin
interés, sin “brillo” y muchas veces con dificultad de aprendizaje.
Un niño casi que instintivamente piensa en
aprender, a comer, a gatear, andar hablar… pues el está en un mundo nuevo, lleno
de colores y con muchas cosas para ver/sentir por primera vez, y el solo piensa
en explorar todo al máximo para guardar estas experiencias e emociones y
utilizar en momentos oportunos.
Pero cuando estos niños, llenos de ganas de
aprender, llegan a nuestras escuelas les decimos: apura, no hagas así, solo falta tu, repite
como te dije, no es de este modo, su nota es insuficiente.
Estas palabras desmotivan a cualquiera, aun
mas a los recién llegados.
La palabra clave para mantener nuestros
alumnos y asta nosotros mismos con nuestra llama por el saber prendida, es
valoración.
Debemos valorar, cada paso que nuestro
alumno da en el camino al conocimiento, o que nuestro hijo da en sentido a la
autonomía.
Muchas veces nos ponemos en modo automático, y
pensamos que los niños deben aprender, porque esta es su función, pero aprender
no es una función, y si queremos que los niños sigan queriendo aprender debemos
valorar sus logros esto es lo que estimula el fuego del aprender.
Recuérdese siempre, solo porque nosotros aprendemos
de un modo, no quiere decir que nuestro alumno o nuestro hijo aprenderá del
mismo modo.
Cada alumno y cada hijo es un ser diferente,
no haga comparaciones. Cada uno tiene su tiempo y modo para aprender.
Tenga empatía (póngase en el lugar del
otro) intente dar clases explorando muchos sentidos, no solo la visión y la audición.
Haga su parte buque nuevos saberes, mantenga su llama de enseñar prendida, y si
no es suficiente pide ayuda a un psicopedagogo, un fonoaudiólogo un pediatra…Lo
que no podemos dejar es que la llama se apague.
*Fonoaudiologa, formada em 2008.
@taisfga
@taisfga
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